1. Confirmación Parcial
Tenemos la tendencia de buscar información que confirme lo que ya sabemos. En lugar de considerar otros puntos de vista o posibilidades que vayan en contra de lo que creemos, desechamos estas opciones en pos de evitar encontrar datos que no se ajustan a nuestra perspectiva. Incluso si los tenemos en cuenta, rápidamente los desestimamos y les restamos importancia.
La selección informativa es un serio problema. Si solo se le prestas atención a la información que confirma lo que crees, te perderás las pistas que puedan indicar un cambio importante en el mercado.
2. Efecto de la Pseudo-Certeza
En ocasiones, puede suceder que tu comportamiento a la hora de decidir cuánto riesgo tomar se vuelva cuestionable, actuando de forma contraria a la que se debería. El efecto de la pseudo-certeza puede provocar que seas demasiado precavido para tomar riesgos si la situación es buena o, contrariamente, asumir demasiados cuando la coyuntura es menos favorable. Si bien no es malo ser cauto, puedes pecar de ello perdiendo en el proceso grandes oportunidades, solo por no querer arriesgar un poco.
Por otra parte, en una situación de precariedad, puedes caer en la tendencia de arriesgar demasiado en lugar de buscar estabilidad, bajo la creencia de que todo lo que pierdas lo recuperarás.
3. Sesgo de retrospectiva
Cuando echas la vista atrás, los procesos y los cambios que vives se te hacen más evidentes, más comprensibles. No obstante, cuando lo haces puedes caer en la tendencia de intentar encontrar y ver patrones que es posible que no existan.
Te lo explicamos: el problema de este comportamiento surge cuando al crear estas pautas crees que puedes predecir cualquier evento o variación en el mercado. De esta manera, aquellos cambios que por el contexto son impredecibles, crees que lo has pronosticado. Aparece un sentimiento de “saber todo lo que vendrá” y te puedes sobreconfiar. Tu habilidad de encontrar estos patrones puede causar que consideres que eres más perspicaz que otros. Esto, combinándolo con la confirmación parcial, puede ser realmente perjudicial para tus finanzas.
4. Ilusión de Superioridad
Muchos piensan que se encuentran sobre la media cuando se trata de inteligencia, sobreestimando sus habilidades y menospreciando sus defectos. Esta ilusión de superioridad puede suponer que tomes un crédito que realmente no sea tuyo cuando el resultado es positivo. Por el contrario, cuando es negativo, surge la tendencia de restarse culpa y atribuírselo a las circunstancias.
Un ejemplo sería a la hora de comprar acciones. Si las que has elegido van bien, entonces pensarás que es enteramente por tu habilidad, cuando puede darse la conyuntura de que todas las acciones están subiendo. Si por el contrario van mal, entonces te puedes inclinar a considerar que la razón de esto es por problemas externos, no porque hayas elegido mal.
El problema de la sobreconfianza en tus habilidades puede derivar a que en un futuro hagas un error del que te sea difícil recuperarte. Por eso es conveniente tener a mano una segunda opinión o ayuda de un asesor externo e independiente como lo sería Finsei, porque si bien la última decisión es tuya, varias mentes funcionan mejor que una.
5. Previsión Precipitada
En este punto volvemos a tratar las repercusiones que tiene la información sobre tus acciones, más concretamente la última información que recibes. El problema de esto es que si bien puede estar contrastada, no es difícil perder el contexto en el que se dá o el antecedente que la precede.
Las últimas noticias que tengas sobre el mercado pueden provocar que sobrerreaciones. Por ejemplo, te llega la noticia de que una empresa en la que tienes acciones ha dado un bajón. Tu primera reacción seguramente será preocuparte pero ¿realmente es tan grave el bajón que ha dado? ¿Crees que tu empresa ha perdido la suficiente fuerza como para preocuparte?
Tienes que sopesar si es así o no, e intentar ver las razones que hay tras esa variación en el mercado. Hay muchas razones por las que puede subir o bajar el precio de una acción. Podría ser que simplemente han tenido un altibajo o lo mismo se están preparando para sacar un nuevo producto. Hay que tratar ampliar un poco la perspectiva antes de tomar una decisión y no encerrarte en la última información que has recibido.
6. Síndrome del Impostor
El problema del Síndrome del Impostor a podría describirse como lo opuesto a la Ilusión de Superioridad. Este, también llamado síndrome del fraude, consiste en no sentirse merecedor de tener éxito o con el conocimiento necesario para actuar. Es la idea de no creer ser lo suficientemente bueno y de que alguien se dará cuenta de ello.
En finanzas este problema es un hándicap importante. El síndrome del impostor hace que, por dudar, puedas perder oportunidades de avanzar, sembrando la idea de que tus decisiones, a la hora de invertir, no son buenas, reteniéndote en el proceso, e incluso pensar que no sabes manejar el dinero y por eso harás que tus financias bajen.
Ninguno de los extremos es bueno. Lo ideal sería encontrar un equilibrio entre la ilusión de Superioridad y el Síndrome del Impostor.
En Finsei te ayudaremos a evitar estos errores. Nuestros asesores financieros te aconsejarán a lo largo del camino salvando así estos y otros errores, para que de esa forma puedas alcanzar tus objetivos al tiempo que tomas buenos hábitos financieros.