¿Qué es un producto derivado?
Un producto derivado es un instrumento financiero cuyo valor deriva de la evolución de los precios de otros activos denominados activos subyacentes (acciones, cestas de acciones, títulos de renta fija, divisas, tipos de interés, índices bursátiles, materias primas, etcétera).
En las operaciones habituales de contado o spot, como por ejemplo cuando vamos al supermercado, la transacción la realizamos en el momento. Sin embargo, un derivado se trata de un acuerdo cuyos términos se fijan hoy pero la transacción se realiza en una fecha futura.
Esta idea de acordar una compraventa que se materializará al cabo de un cierto tiempo no es ninguna novedad. Ya en el siglo XVII, en los mercados financieros holandeses, se negociaban contratos derivados cuyos activos subyacentes eran los bulbos de los tulipanes. De forma paralela, en Japón, se desarrollaban los primeros mercados organizados en los que se concertaban contratos que conllevaban la entrega futura de arroz.
El hecho de poder conocer cuál sería el precio a cobrar o a pagar por una cosecha, permitía tanto al productor como al comprador afrontar el futuro con menor incertidumbre y mayor tranquilidad.
¿Para qué sirven los productos derivados?
Ya sabemos que un derivado es un tipo de contrato a plazo en el que se establecen todos los detalles en el momento del acuerdo, produciéndose el intercambio en un momento futuro. De esta forma, comprador y vendedor conocen con certeza la cantidad que se pagará y recibirá por el producto en la fecha acordada.
Todo inversor que posea un activo o que en lugar de realizar su compra hoy, prefiera esperar un tiempo, está asumiendo un riesgo de mercado. El riesgo de mercado no es más que la probabilidad de variaciones en el precio de cualquier activo. Por tanto, tal inversor puede sufrir pérdidas si su activo se devalúa en el mercado o si el activo que esperaba comprar en un futuro sube de precio ya que tendrá que pagar más que si lo hubiera adquirido al principio.
Este riesgo se observa muy bien en el mercado de acciones. Si se decide comprar acciones de la empresa “X” para venderlas más caras en un futuro, existe el riesgo de que su precio baje incurriendo en pérdidas. Por otro lado, si lo que se quiere es comprar las mismas acciones esperando a que los precios sean inferiores, existe el riesgo de que éstos sigan subiendo y haya que desembolsar más dinero en el futuro.
Los contratos derivados permiten “controlar” este riesgo principalmente de dos formas:
- Ayudando a reducirlo en las llamadas operaciones de cobertura, en las que ya se posee el activo y se desea una protección frente a los movimientos adversos de los precios.
- Como una inversión más, en la que el inversor apuesta por una subida o bajada en el precio de un determinado activo.
En este sentido, debemos saber que los derivados son productos complejos que cuando no son utilizados en operaciones de cobertura conllevan riesgo de pérdida total de la inversión. Por lo tanto, invertir en ellos requiere no sólo conocimientos específicos, sino un perfil de riesgo elevado y capacidad para afrontar tales riesgos.
¿Qué es un futuro?
Un futuro es un contrato a plazo negociado normalmente en un mercado organizado, por el que ambas partes acuerdan la compraventa de un activo (activo subyacente) en una fecha futura (fecha de liquidación) y a un precio convenido de antemano (precio de futuro). Es decir, se trata de un acuerdo por el que dos personas (físicas o jurídicas) se comprometen a vender y a comprar, respectivamente, un activo, denominado activo subyacente, a un precio y en una fecha futura según las condiciones fijadas de antemano por ambas partes.
Por ejemplo, el señor “X”, que necesita efectuar pagos en yuanes dentro de 6 meses, acuerda comprar 3.000 yuanes al señor “Y”. Ambos acuerdan que la operación se efectuará a un tipo de cambio de 0,25 euros por yuan. Al cabo de 6 meses, con independencia de cuál sea la cotización euro/yuan en el mercado, el señor “X” estará obligado a comprar los 3.000 yuanes al tipo fijado y el señor “Y” estará obligado a efectuar dicha venta.
Características principales de los futuros
Los contratos de futuros pueden ser de dos tipos:
Estandarizados
- Las condiciones de los contratos de futuros (importe nominal, subyacente y vencimiento) ya están determinadas.
- Se negocian en mercados organizados: pueden ser comprados o vendidos en cualquier momento sin necesidad de esperar a la fecha de vencimiento. Siempre podremos cerrar la posición antes de llegar a vencimiento realizando la operación contraria.
- El riesgo de contrapartida, aquel por el que una de las partes incumple el contrato, lo asume la Cámara de Compensación. Esta, para garantizar el íntegro cumplimiento del contrato, obliga a los inversores a aportar determinadas garantías al mercado y, en el caso de que las garantías aportadas no sean suficientes para hacer frente a las posibles pérdidas, fija un nivel a partir del cual se requerirá al inversor que aporte nuevas garantías. Además, liquida diariamente las pérdidas/ganancias resultantes.
Negociados en un mercado no regulado (OTC)
- Comprador y vendedor negocian los términos del contrato (contratos a medida).
- Al negociarse en un mercado no regulado, ambas partes asumen el riesgo de contrapartida.
- Asimismo, el riesgo de liquidez de los contratos de futuros negociados en mercados OTC es bastante alto, debido a que se negocian para cubrir las necesidades específicas de cada interviniente.
En ambos tipos, comprador y vendedor tienen la mismas obligaciones:
- El comprador tiene la obligación de comprar (recibir) un activo determinado (activo subyacente) a cambio del pago de un precio pactado (precio del futuro) en una fecha futura pactada (fecha de vencimiento).
- El vendedor tiene la obligación de vender (entregar) un activo determinado (activo subyacente) a cambio del cobro de un precio pactado (precio de futuro) en una fecha futura pactada (fecha de vencimiento).
¿Qué consecuencias tiene un contrato de futuros para ambas partes?
Al concertar la operación del ejemplo anterior, el señor “X” (comprador del futuro) espera que dentro de 6 meses el tipo de cambio esté por encima de 0’25, mientras que el señor “Y” (vendedor del futuro) mantiene la expectativa contraria.
Si el señor “X” está en lo cierto, la cotización estará, por ejemplo, en 0’35, con lo que, de acudir al mercado, habría tenido que pagar un total de 1.050 euros (0’35 x 3.000 €) para obtener los 3.000 yuanes. De esta manera se habría ahorrado 300 euros (1.050-750). Este beneficio coincide con la pérdida soportada por el señor “Y”, que no habría podido vender sus yuanes a 0’35, sino a 0’25.
Por otro lado, si la expectativa correcta es la del señor “Y”, la cotización dentro de 6 meses estará, por ejemplo, en 0’15. De esta manera, habría vendido los 3.000 yuanes por 750 euros, obteniendo un beneficio de 300 euros (750-450), que coincidiría con la pérdida incurrida por el señor X, que no habría podido comprar sus yuanes a 0’15, sino a 0’25.
En resumen, un contrato de futuros comprado generará beneficios si el activo subyacente cotiza por encima del precio de compra del contrato de futuros y pérdidas si cotiza por debajo.
Por el contrario, un contrato de futuros vendido generará beneficios si el activo subyacente cotiza por debajo del precio de compra del contrato de futuros y pérdidas si cotiza por encima.
Si la cotización coincide con el precio del contrato, ninguna de las partes tendrá beneficios ni pérdidas.
¿Qué son las opciones?
Una opción es un contrato que otorga al comprador el derecho (no la obligación) de comprar o vender el activo subyacente a un precio determinado (precio de ejercicio o strike) y en un período de tiempo determinado (vencimiento), según las condiciones fijadas de antemano por ambas partes.
El precio de la opción es lo que el comprador paga por obtener ese derecho y se denomina prima. La prima es realmente el objeto de negociación.
Es fundamental distinguir entre la situación del comprador y la del vendedor: el comprador de una opción tiene el derecho, pero no la obligación, de comprar o vender (según el tipo de opción) al vencimiento; por el contrario, el vendedor de la opción está obligado a comprar o vender si el comprador decide ejercer su derecho.
Llegada la fecha de vencimiento, el comprador decidirá si le interesa o no ejercitar su derecho, en función de la diferencia entre el precio fijado (precio de ejercicio o strike) y el precio que en ese momento tenga el activo subyacente en el mercado de contado.
Tipos de opciones
Según los criterios empleados pueden darse distintas clasificaciones de las opciones; las más sencillas son:
Según el derecho que otorgan
Opción de compra o call
El comprador adquiere el derecho, no la obligación, de comprar el activo subyacente a un precio determinado en la fecha de vencimiento establecida. El vendedor de la call asume la obligación de vender.
Cuando un inversor compra una opción call espera que el valor del activo subyacente suba en los mercados, es decir, tiene expectativas alcistas. Si llegada la fecha de vencimiento, su apuesta resulta acertada y el precio del subyacente es superior al precio de ejercicio fijado en el contrato, le interesará ejercer la opción, ya que puede comprar el activo subyacente más barato. Por el contrario, si el precio no sube como esperaba y el precio de ejercicio es mayor que el del subyacente, no ejercerá la opción y perderá la inversión realizada, es decir, la prima.
Por ejemplo, imagine que las acciones de Finsei cotizasen actualmente a 8 euros y que existen expectativas alcistas (se espera que dentro de un mes su precio sea de 9 euros). Un señor “X” compra una opción de compra call sobre estas acciones que le da el derecho a comprarlas a 8,5 euros en la fecha de vencimiento, pagando una prima de 0,25 euros por acción.
¿Cuándo debería el señor “X” ejercer el derecho que le otorga esta opción de compra? En todos aquellos casos en los que la cotización de las acciones de Finsei en la fecha de vencimiento sea superior:
- Si en la fecha de vencimiento las acciones de Finsei cotizan a 8 euros no se ejercería el derecho. No tendría sentido pagar las acciones a 8,5 euros cuando en el mercado de contado cotizan a 8 euros. En este caso, se perdería la prima pagada: los 0’25 euros por cada una de las acciones.
- Si en la fecha de vencimiento Finsei cotiza a 8’75 euros se ejercería el derecho. De esta forma, se comprarían acciones a 8’5 euros. Aún así, en este caso estamos comprando cada acción a 8’5 euros y además, pagando una prima por acción de 0’25 euros, lo que hace que el beneficio sea nulo.
- Si en la fecha de vencimiento las acciones de FInsei cotizan a 9’5 euros se ejercería el derecho. De esta forma, se comprarían a 8,5 euros acciones cuyo precio es superior. En este caso. sí estaríamos obteniendo un beneficio ya que el coste total de la compra (8’75 euros) es menor que el precio de venta (9’5 euros).
Hasta ahora hemos visto la operativa de una opción call para el comprador. Por ello, es conveniente también observar qué sucede con su contrapartida, el vendedor de la call.
Volviendo al ejemplo anterior, el vendedor de la opción recibiría la prima y a cambio de este ingreso, en la fecha de vencimiento, asume la obligación de entregar las acciones de Finsei al precio de ejercicio (en todos los casos en que el comprador decida ejercer su derecho).
Como podemos imaginarnos, la situación es totalmente la contraria: a medida que el precio de las acciones de Finsei sea mayor en el momento del vencimiento, menos ventajosa será la operación para el vendedor de la opción call ya que tiene la obligación de entregar las acciones al precio de ejercicio.
En este sentido, la venta de una call supone ganancias limitadas a la prima y pérdidas ilimitadas (si el precio se dispara). Por el contrario, la compra de una call supone pérdidas limitadas a la prima y beneficios ilimitados.
Opción de venta o put
En una opción de venta u opción put, el comprador adquiere el derecho, no la obligación, de vender el activo subyacente a un precio fijado en la fecha de vencimiento. El vendedor de la put asume la obligación de comprar.
La compra de una opción put está justificada cuando el inversor tiene expectativas bajistas ya que si el precio del activo subyacente disminuye, le interesará ejercer la opción y vender al precio de ejercicio que es superior. En caso contrario, no la ejercerá y perderá la prima.
La compra de una put, al igual que la compra de una call, supone en el momento de la formalización del contrato el pago de una prima. En este sentido, la venta de una put supone ganancias limitadas a la prima y pérdidas limitadas puesto que el precio no puede descender más allá de cero. Por el contrario, la compra de una put supone pérdidas limitadas a la prima y beneficios limitados por la misma razón que antes.
En función del momento en el que puede ejercerse el derecho
Opción europea
Sólo puede ejercerse en la fecha de vencimiento.
Opción americana
Puede ejercerse en cualquier momento hasta la fecha de vencimiento.
Precio de una opción: la prima
La prima, como ya sabemos, es el precio de la opción que paga el comprador y que ingresa el vendedor por el derecho a vender o a comprar el activo subyacente.
¿Cómo comprar y vender futuros y opciones?
Los productos derivados, al igual que otros productos financieros negociables, se pueden comprar y vender en el mercado secundario sin esperar a su vencimiento. En España, el mercado oficial de derivados es el Mercado Español de Productos Financieros Derivados (MEFF).
Para comprar o vender contratos es necesario hacerlo a través de un intermediario financiero. Antes de elegir uno, debemos consultar, entre otros aspectos, las tarifas y demás servicios que nos ofrecen ya que es de vital importancia disponer de información en tiempo real y contar con herramientas que nos den la posibilidad de realizar operaciones de forma rápida y sencilla.
Por otro lado, también sabemos que la operativa con productos derivados conlleva riesgo de contrapartida (riesgo de que alguna de las partes no cumpla con sus obligaciones). Para evitar este riesgo, se creó la Cámara de Compensación y Liquidación mediante la cual se garantiza a los compradores y vendedores que en todo momento podrán llevar a cabo las operaciones pactadas.
Así, la función de la Cámara es asegurar a ambas partes que podrán comprar y vender el activo el día de vencimiento. Para cumplir estos compromisos, ella misma se convierte de forma simultánea en parte vendedora (para el comprador) y en parte compradora (para el vendedor). Gracias a la Cámara, las dos partes pueden llevar a cabo sus respectivas operaciones independientemente de si una de ellas incumple o no con lo pactado.
¿Qué son las garantías?
Al ser la Cámara quien asume el riesgo de contrapartida de compradores y vendedores, esta debe utilizar una serie de mecanismos para gestionarlo y no acabar asumiendo las pérdidas generadas por los posibles incumplimientos. Para ello dispone de las siguientes herramientas:
Liquidaciones diarias de pérdidas y ganancias
Cada día, las posiciones abiertas en contratos de futuros se valoran a los precios de cierre, abonando las ganancias y cargando las pérdidas. Por ello, en caso de que un cliente no pueda hacer frente a sus pérdidas, la Cámara deshace las posiciones para que la posible pérdida máxima en la que incurra sea la de ese día.
Depósito de garantías
Por cada posición abierta que implique obligaciones, y ante la posibilidad de sufrir fuertes pérdidas por movimientos adversos de los precios durante la sesión de negociación, la Cámara exige a los intermediarios depositar cierta cantidad de dinero o acciones. Esta cantidad es variable en función de cada tipo de contrato y del activo subyacente, devolviéndose cuando hayan desaparecido las obligaciones ante la Cámara.
Las garantías mínimas que deben depositarse están establecidas por MEFF. Asimismo, no todos los contratos exigen las mismas garantías a sus clientes, por lo que antes de comenzar a operar se deben comparar. Este es un aspecto muy importante a tener en cuenta ya que, cuantas más garantías deban depositarse, mayor parte del patrimonio disponible pasará a estar inmovilizado.
¿Por qué es importante conocer el efecto apalancamiento?
El efecto apalancamiento es la relación que existe entre el resultado de la inversión y el capital invertido. Debemos tener siempre presente el importante efecto multiplicativo, tanto de las pérdidas como de los beneficios, en el caso de predecir errónea o correctamente la tendencia de las cotizaciones.
Tampoco debemos olvidar nunca que a mayor efecto apalancamiento, mayor riesgo estaremos asumiendo y, por tanto, mayor posibilidad de pérdidas si hemos previsto erróneamente la tendencia. En consecuencia, deberemos vigilar constantemente las posiciones dado que si la tendencia evoluciona en contra de lo previsto, las pérdidas pueden ser cuantiosas.
Sin embargo, al comprar opciones call o put el apalancamiento siempre es bueno: como sabemos, en la compra de una opción nuestras pérdidas quedan limitadas a la prima que pagamos, por lo que el riesgo que asumimos no es más que la posibilidad de perder dicha prima. Por el contrario, y debido a este efecto apalancamiento, podremos multiplicar nuestra rentabilidad si la evolución del mercado es la prevista.
Formas de operar con futuros y opciones
Son tres las formas que existen de operar con productos derivados:
Inversión o especulación
De acuerdo con las expectativas existentes sobre la evolución del activo subyacente, un inversor podrá utilizar opciones o contratos de futuro para intentar obtener un beneficio de estos movimientos. De esta forma,
- Si las expectativas sobre un determinado subyacente son alcistas, podrían comprarse contratos de futuro o bien opciones call sobre el mismo.
- Igualmente, si se espera que la tendencia del subyacente va a ser bajista, la estrategia con futuros sería vender contratos sobre ese activo subyacente, y con opciones comprar una put.
- Si se espera que el subyacente apenas fluctúe, la alternativa a seguir podría ser vender opciones e ingresar la prima correspondiente (sin olvidar que las posibles pérdidas con esta posición son ilimitadas).
Cobertura
En ocasiones, la contratación de futuros no se debe a una finalidad especulativa, sino al interés del inversor en proteger su cartera.
La cobertura es una estrategia por la que se intenta reducir el riesgo de mercado de una determinada cartera, es decir, la posible pérdida producida por movimientos desfavorables de los precios.
Para realizar una cobertura debemos tomar una posición contraria a la que deseamos cubrir, de manera que los resultados de ambas se compensen mutuamente.
Básicamente se trata de que la posible pérdida que pudiera sufrir una cartera de renta variable, se vea compensada con la ganancia obtenida en derivados.
Arbitraje
Tiene como finalidad aprovechar las ineficiencias del mercado en aquellos casos en los que la cotización del activo al contado no coincide con su cotización a plazo. Así, un arbitrajista lo que hace es operar simultáneamente a través de posiciones contrapuestas en los mercados al contado (mercado tradicional) y a plazo (mercado de derivados). Esto es, en un mercado actuará como vendedor y en el otro como comprador.
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